La lactación en las cerdas es un período extremadamente demandante que puede tener un impacto significativo en sus reservas corporales de grasa. Durante la lactación, las cerdas utilizan grandes cantidades de energía para la producción de leche, lo que a menudo resulta en la movilización de las reservas corporales de grasa para satisfacer estas demandas energéticas. Este proceso puede llevar a una pérdida de condición corporal, afectando negativamente su salud y capacidad reproductiva en ciclos futuros.
Una de las recomendaciones para afrontar este problema es implementar estrategias que incentiven el consumo de pienso y, por lo tanto, mejoren el equilibrio energético de las madres.
Además de procurar una formulación de alta energía, de favorecer un aumento de la frecuencia de alimentación y de cuidar el entorno, se recomienda sin duda mejorar la palatabilidad del alimento a través de la adición de aromas, edulcorantes y palatantes que mejoren el olor y el gusto del pienso, haciéndolo más atractivo y logrando un aumento de las cantidades consumidas. Ello ayudará a la cerda a mantener sus reservas corporales de grasa durante la lactación, asegurando su salud, balance energético y eficiencia reproductiva en los ciclos siguientes.